La conexión entre Diana Ross y Michael Jackson va más allá de lo que la mayoría de los fanáticos vieron, se basa en experiencias compartidas, admiración mutua y un nivel de comprensión poco común en el mundo del entretenimiento.

Su relación comenzó a finales de los años 60, cuando un joven Jackson conoció a Ross cuando los Jackson 5 se unieron a Motown Records. Esta asociación con Motown fue un momento crucial para Jackson y sus hermanos, que los catapultó a la fama.

Sin embargo, también fue el comienzo de un vínculo especial entre él y Ross, quien sirvió como mentor, amigo y quizás incluso como figura paterna.

Los Jackson 5 vivieron con Ross en Los Ángeles mientras se adaptaban a su nueva vida en la industria del entretenimiento. Esta proximidad fomentó una conexión entre Jackson y Ross que fue mucho más allá de un simple conocimiento profesional.

Ross lo ayudó a atravesar las complejidades de la fama, ofreciéndole consejos, apoyo y protección durante sus años de formación.

El primer álbum de los Jackson 5, Diana Ross Presents the Jackson 5, fue un paso importante en sus carreras, y se ha especulado ampliamente que el fundador de Motown, Berry Gordy, quería aprovechar el poder estelar establecido de Ross para impulsar el perfil del joven grupo.

Su vínculo continuó creciendo incluso después de que Jackson se embarcara en su carrera en solitario.

A pesar de su propio ascenso al estrellato, Jackson permaneció profundamente apegado a Ross y a menudo hablaba de ella con gran cariño.

La veía como una musa, una fuente de inspiración e incluso una figura idealizada en su vida.

Su conexión era tan profunda que Jackson incluso la nombró en su testamento como tutora secundaria de sus hijos, en caso de que su madre no pudiera cuidarlos. Este gesto puso de relieve la confianza y el respeto que tenía por ella, demostrando lo importante que era en su vida.

Aunque los medios y los fanáticos especularon durante años sobre un posible romance, Jackson y Ross mantuvieron constantemente que su relación estaba basada en la amistad y el respeto.

Ross se convirtió en un miembro sustituto de la familia de Jackson, y a menudo la describía como su “madre, amor, hermana, amiga”.

Su admiración por ella era evidente en muchos sentidos; con frecuencia la consideraba una inspiración en su música y en su vida. Su vínculo era inquebrantable, marcado por una comprensión que parecía trascender los límites de las amistades típicas.

Esta conexión también jugó un papel importante durante los momentos más difíciles de Jackson.

Mientras lidiaba con las presiones de la fama, los problemas personales y el escrutinio público, la presencia de Ross en su vida le sirvió como influencia estabilizadora. Ella había pasado por experiencias similares como artista negra que ascendía a la fama en una industria tumultuosa y le proporcionó conocimientos que pocos otros podían ofrecer. Sus conversaciones, que tanto insinuaban como discutían en entrevistas, reflejaban un profundo nivel de confianza y comprensión.

En los últimos años, Ross, que ya tiene ochenta años, ha hablado con cariño de Jackson, reflexionando sobre la profundidad de su relación y el impacto que tuvieron en la vida del otro. Ha destacado cómo sus experiencias compartidas como artistas crearon un vínculo único y poderoso. Incluso después de la muerte de Jackson en 2009, Ross siguió honrando su legado y expresó un profundo sentimiento de pérdida por alguien a quien apreciaba mucho.

En definitiva, la relación entre Diana Ross y Michael Jackson es una de las amistades más emblemáticas de la historia de la música. Combinaba la mentoría, la calidez familiar y una comprensión tácita que solo ellos comprendían plenamente. Su conexión nunca fue una cuestión de romance, sino más bien una alianza emocional y artística que influyó profundamente en sus vidas y carreras. Cuando la propia Ross recuerda el tiempo que pasaron juntos, queda claro que su vínculo fue algo extraordinario, un testimonio de las conexiones raras y duraderas que pueden formarse en el mundo del entretenimiento.